San Rafael: bodegas para redescubrir la región
Para el próximo fin de semana largo, en InfoGourmet pensamos en cinco bodegas diferentes para conocer a fondo el sur de la provincia de Mendoza.
El departamento de San Rafael está ubicado a poco más de 300 kilómetros de la ciudad de Mendoza y es una de las regiones vitivinícolas más antiguas de nuestro país; además de ser un punto turístico importante de la Argentina.
Su imponente Cañón del Atuel recibe cientos de turistas todos los años que disfrutan de todo tipo de actividades, sobre todo las relacionadas con las de montaña como rafting, trekking, tirolesa, escalada y, obviamente, turismo vitivinícola, que es en lo que nos centramos en InfoGourmet.
Golf, almuerzo y vinos
Algodon Wine Estate es uno de los emprendimientos más importantes en San Rafael de los últimos años, el cual incluye bodega, hotel, el restaurante Chez Gastón y su cancha de golf, donde se puede disfrutar del deporte entre medio de los viñedos y la precordillera de fondo. Sí, está permitido comer uvas directamente desde los parrales como consuelo para quienes golpeen la pelota fuera del campo de juego.
Entre sus vinos se destacan su nueva línea de alta gama “etiqueta negra”, compuesta por seis vinos diferentes que incluye un dos varietales (Malbec y de Cabernet Franc) y cuatro blends bien distintos.
Más Info: www.algodonwines.com
Una ciudad–bodega
La historia de familia Goyenechea comienza como un almacén que comercializaba vinos, entre ellos los de Familia Arizu, que al morir el viejo Arizu, la viuda les paga con tierra. Fue ahí cuando los Goyenechea comienzan a producir su propio vino y construir la bodega, junto con una capilla y una escuela, que dan el punta pie inicial a la formación de un nuevo barrio.
Si bien sus vinos son un legado de historia vitivinícola nacional, fue la quinta generación quien impulsó la creación de las líneas de alta gama de la bodega, en las que sobresale su Lorenza Bonarda, en honor a su abuela.
Más Info: www.instagram.com/bodegagoyenechea
Todo tiene historia
Si bien la historia de la bodega Alfredo Roca cuenta con más de 100 años, fue recién en 1989 que se la conoce con el nombre actual. Luego de trabajar como enólogo en diferentes establecimientos, en 1976 Alfredo abre su bodega propia junto con Oscar Barral, para dar inicio a Barral & Roca en una antigua bodega construida en 1905. A fines de los ’80, don Alfredo adquiere la totalidad del emprendimiento y pasa a llamarse Alfredo Roca.
Muchos de sus vinos transmiten también diferentes historias, como es el caso del Te Amo, que se trata de una etiqueta elaborada especialmente por Alejandro Roca –enólogo actual– como regalo de casamiento para su mujer.
Más info: www.instagram.com/alfredo.rocawines
Para ir caminando
Finca La Abeja no sólo es la bodega más antigua de San Rafael, sino también más antigua que la ciudad misma, cuando aún se llamaba Colonia Francesa. En 1883, Rodolfo Iselín –uno de los fundadores de San Rafael– construye la actual bodega y cinco años después produce su primer vino.
La bodega está emplazada en pleno casco histórico de la ciudad y tiene esa ventaja de poder ir caminando. La construcción conserva maquinaria antigua y su recorrido es fundamental para conocer la historia completa de la región, además de los entramados familiares de los primeros habitantes de la ciudad.
Más info: www.bodegalaabeja.com.ar
Cultura biodinámica
Finca Dinamia es el emprendimiento personal de Alejandro Bianchi, nieto del reconocido Don Valentín Bianchi (gran vino si los hay). Al dejar la bodega familiar, Alejandro lleva adelante una bodega propia con una premisa: producir vinos orgánicos y biodinámicos.
A pocos kilómetros de la finca se encuentra el Wine lodge bautizado como La Encantada: una casona antigua con apenas seis dormitorios, para alojarse y pasar unos días de relax. Además, en ese mismo lugar funciona la pequeña bodega casi artesanal, pero con toda la tecnología moderna, que cuenta con tanques de acero, sala de barricas y un huevo de cemento.
Más info: www.fincalaencantada.com
BONUS TRACK:
Si sobra algo de tiempo, no olvidarse de conocer bodegas como Solandes, Bianchi o Iaccarini. Por las noches, seguir probando vinos de la zona, como el Funckenhausen, Jean Rivier o los vinos de Leo Borsi, el enólogo “hijo pródigo” que regresó de Francia para producir vinos de alta gama en su ciudad natal.
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