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Atentos golosos: no todo está prohibido

El huevo, las pastas, las frutas secas y ahora… el chocolate. Los falsos mitos a la hora de bajar de peso. Golosos, lean esta nota con felicidad (y moderación).

Chocolate

Amargo, blanco, relleno o con leche. No importa la variedad, difícil es decir que no a un chocolate. Por ello, muchos de los que se someten a una dieta sin consultar a los especialistas creen que es uno de esos alimentos prohibidos a la hora de bajar de peso. Sin embargo, para alegría de los amantes del exquisito néctar del cacao, un sorpresivo estudio publicado en la revista académica Archives of Internal Medicine asegura que su consumo regular no engorda; y no sólo eso, sino que se lo relaciona con un menor índice de masa corporal.

Así como el huevo, las pastas o las frutas secas eran palabras prohibidas a la hora de cuidar la figura, hoy son parte fundamental de cualquier plan para adelgazar. Con este cambio en los tiempos, los más golosos se preguntarán felices: ¿se puede llevar a cabo una dieta dulce? Y el médico Alberto Cormillot responde: “No hay ninguna evidencia de que el chocolate sea muy engordante”, pero a no exagerar con su consumo. “La clave está en la cantidad, siendo 20 ó 25 gramos por día la porción recomendada”. El creador y director de instituciones como Dieta Club y Fundación ALCO explica que el chocolate negro es además beneficioso para la salud, porque tiene una gran cantidad de polifenoles: sustancias químicas con una importante capacidad antioxidante que ayudan a reducir el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares.

Del mismo modo, el médico Norberto Russo –dedicado a la nutrición y a alteraciones de la conducta alimentaria– remarca otro de los beneficios de este dulce tentempié: “El cacao trabaja mejorando las endorfinas, que son las que provocan que uno tenga más ganas de hacer cosas”. Además de los poderes afrodisíacos que se atribuye al chocolate, explica que “por su capacidad para mejorar el buen humor, se lo llama ‘la droga de la alegría’”.

Pero ¡calma, glotones! Si bien no está mal permitirse un capricho de vez en cuando, por su alto índice de azúcar y tenor graso, no hay que excederse. Pese a que los científicos que participaron del estudio realizado en Estados Unidos incluso se arriesgan a sugerir que su consumo podría ayudar a perder peso, los expertos siguen tratando el tema con cautela.

"Lo importante no es prohibir, sino controlar

las cantidades" (Alberto Cormillot)

“Lo importante no es prohibir, sino controlar las cantidades”, asegura Cormillot. Y resalta que “hoy ya no hay comidas prohibidas, sino preferidas”. Pero ¿qué cambió para que esos alimentos que antes eran contraindicados hoy sean incorporados a las dietas? Según explica, se debe a una transformación en los hábitos de la sociedad. “Por ejemplo, antes se prohibía la ingesta de huevo porque generalmente se lo consumía con panceta. Sin embargo, hoy una unidad diaria es considerada fundamental porque ayuda a proteger la vista y aporta hierro”, sostiene Cormillot, y Russo agrega: “También siempre se manifestó que era perjudicial para el colesterol, pero eso ya se descartó hace años”. Inclusive, para los descreídos de sus beneficios, el doctor le da un rol relevante en sus planes, y recomienda ingerir una clara antes de las comidas, ya que genera saciedad y aporta la energía necesaria antes de realizar una actividad física.

Las pastas

El poder engordante de las pastas y los arroces es otra teoría que los especialistas se encargaron de derribar durante los últimos años. Cormillot sugiere su consumo, pero acompañado de vegetales o comiendo previamente una ensalada. “De esta forma, el azúcar que contiene la pasta se absorbe más lentamente, evitando así la generación de insulina, que es la que provoca el aumento de peso”.

Russo también sostiene que “las pastas ya no son consideradas peligrosas en una dieta”, y que en sí no son ellas las que generan aumento de peso, sino complementos tales como el tomate, el exceso de queso o el aceite.

"Las pastas ya no son consideradas

peligrosas en una dieta" (Norberto Russo)

Algo similar sucedió con los lácteos, que también se creía que debían ser excluidos de la dieta. Ambos especialistas coinciden en que hoy sucede todo lo contrario y, por su alto contenido de calcio y vitaminas, subrayan la importancia de incorporar quesos magros y yogures descremados al desayuno.

El pan negro Las teorías derribadas siguen en aumento. ¿Quién no escuchó decir que el pan negro engorda menos? Pero esta creencia popular también merece ser desmentida. Si bien el integral aporta una mayor cantidad de fibra que brinda mayor saciedad, ambos tipos de panes prácticamente contienen la misma cantidad de calorías y grasa. “Ése es un gran mito”, remarca Russo, y explica que el único que no engorda es el de gluten.

Por último, los especialistas sostienen que realizar una dieta muy restrictiva y sin posibilidad de flexibilidad en la mayoría de los casos sólo conduce al fracaso a quien la intenta. Por ello, para evitar abandonos o atracones, lo mejor es consumir aquellos alimentos que no son dietéticos, pero que al incluirlos dentro del régimen generan alegría a la hora de cuidarse. La clave para bajar de peso está enmarcada por las cantidades, pero sobre todo por la voluntad del paciente, remarcan. “La única que puede decirnos cuál es la medida indicada es la balanza. Ella nos indica si estamos bien o si se nos fue la mano”, resalta Cormillot.

Los consejos para una buena dieta * Masticar despacio. * Beber de 2 a 3 litros de líquido por día. * No dejar pasar más de 3 horas entre cada ingesta. * Realizar mucha actividad física.

Los felices permitidos * Aceite de oliva, un par de cucharadas. * Frutas secas, porción del tamaño de una mano. * Un conito de chocolate. * Gomitas, un paquete de 30 gramos. * Vino tinto, un vaso.

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